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Es mejor prevenir que lamentar
Es mejor prevenir que lamentar
Por: Alfonso Delgado
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Miércoles 08 Enero 2014 | 04:00

Como es de conocimiento general, en los últimos años gran parte el territorio nacional ha sufrido graves estragos como consecuencia de las fuertes lluvias que han caído durante la temporada invernal. Esto ha sucedido de manera preferente en la sección costa y principalmente en provincias como Manabí, Esmeraldas, Los Ríos y El Oro, siendo éstas las más afectadas.

Y todo se ha debido a la falta de limpieza en los ríos, al poco mantenimiento de las carreteras, a la tala indiscriminada de los arboles en los cerros y en las orillas de los ríos y en fin, a una serie de factores que inciden negativamente en contra de la seguridad ciudadana y en contra del ordenamiento de la naturaleza, a la que hay que cuidarla, protegerla y no dar las oportunidades para que se  altere ese ordenamiento y se realicen esas acciones destructivas que a la larga le cuesta caro al país con la pérdida de vidas humanas y animales, así como de sembríos de temporada, destrucción de puentes y carreteras, como también de calles y edificaciones públicas y privadas en pueblos y ciudades ubicadas en zonas cercanas a esos sectores de la naturaleza que fueron afectados por esa falta de prevención por parte de organismos seccionales y nacionales.

Esta problemática no es nueva, como no es nuevo tampoco las recomendaciones que se han dado para evitar parte o la totalidad de esos daños. Lamentablemente se ha dado poco importancia a aquello y por eso se tiene que año a año se repiten los mismos factores, a sabiendas que con lamentaciones y con declaratorias tardías de emergencias no se solucionan ni se evitan esos graves perjuicios generales.
Es fácil comprobar el azolvamiento de los ríos por la falta de limpieza de los mismos y en gran parte de ellos porque no se realizan los necesarios dragados, llegándose a tal punto que la altura de los barrancos en las orillas es mínima y con las primeras correntadas y crecidas se producen los desbordamientos con la acción destructiva. De los cerros y colinas cercanas las lluvias arrastran esos árboles talados que van a dar a los ríos, provocando los taponamientos y aumentando el caudal y nivel de la aguas. Hay además unas series de obras mal planificadas y ejecutadas sin un control técnico que llevan también a esa alteración de la naturaleza, con los perjuicios anotados.
Esta comenzando la temporada invernal en la costa y la pregunta del millón es que si se está preparado con planes y obras de contingencia para poderse hacer frente a las consecuencias y secuelas que traigan esas lluvias en el 2014 y en los años posteriores poco o nada se ha dicho en los informativos oficiales sobre esa necesaria prevención. Y después vendrán las lamentaciones y las tardías emergencias. Las lluvias son necesarias porque dependemos en gran parte de la producción agrícola y ganadera y hacemos votos porque no causen esos consabidos perjuicios.  
 
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