La fuerza de las olas provocaron destrozos en las cabañas (caletas) de los pescadores, así como en varias de las embarcaciones que fueron embestidas por el oleaje.
Una de ellas fue la panga de Juan Carlos Solórzano, vicepresidente de la asociación de pescadores de El Matal, la cual fue movida y quedó boca abajo varios metros de su lugar original.
En la actualidad, lo que preocupa a la población es la inseguridad debido a que la fuerza del mar ha provocado que el agua socave gran parte del malecón, llevándose más del 50 por ciento del mismo, dejando apenas un área libre donde los pescadores han colocado sus lanchas.
MIEDO. El pescador Miguel Farías mencionó que este problema no es de ahora, ya que por más de un año se ha visto que la fuerza del mar ha provocado que el malecón vaya desapareciendo y, con él, el lugar donde se realizan las tareas. Allí hacían la reparación de las artes de pesca y la descarga de la faena diaria.
Farías apuntó que hay mucha pasividad en las autoridades cantonales y provinciales para atender este problema, ya que se debería analizar la construcción de un muro de escolleras o un muro que evite que el mar siga destruyendo.