Comercial Casanova se inició en 1988, en una de las esquinas de las calles Córdova y Julio Jaramillo. Después estuvo en otro lugar arrendado, diagonal al primero. 

Arrendando permaneció hasta el 2003, recuerda su propietario, Diocles Casanova Intriago. En ese entonces se cambió a su local propio, que está en la misma calle Córdova. La inversión en ese entonces superó los 80 mil dólares.

En el 2007 el local resultó pequeño y compró otro inmueble, que está a un costado del primero. 

Adicionalmente arrienda bodegas para sus productos.

“Cuando uno arrienda no existe estabilidad”, señala Casanova, quien da trabajo a 30 personas. 

En el negocio hay desde un caramelo hasta una botella de licor. Casanova no solo vende a los ciudadanos de la provincia, cuenta que también distribuye a otros sectores del país.

Atiende de lunes a domingo. De sus tres hijos, el mayor le ayuda todos los días, mientras que los otros dos, por el estudio, sólo lo hacen los fines de semana.

“La clave del éxito está en la constancia y perseverancia. También en ser organizado y estar pendiente del negocio”, señala Casanova. 

Agrega que está en lo que le gusta y sabe hacer. Casanova siempre está pendiente en las ventas.