La mujer, Nurhan Gül, relató a la prensa que presenció desde su balcón el mitin que el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, celebró el domingo en Manisa y en el que arremetió duramente contra la investigación judicial de una supuesta trama de corrupción, que ya ha forzado la dimisión de cuatro miembros de su Gobierno.

Gül decidió agitar en el balcón una caja de zapatos, un elemento que en los últimos días se ha convertido en uno de los símbolos de las protestas antigubernamentales, en alusión a los 4,5 millones de dólares que la policía halló guardados en una caja en el domicilio del director del banco público Halkbank, actualmente en prisión preventiva.

La mujer no profirió consigna alguna, pero el gesto aparentemente era fácil de interpretar: minutos después, agentes de policía y guardaespaldas del primer ministro se presentaron en su casa.

Gül se declaró autora del gesto y fue llevada a comisaría donde fue interrogada durante dos horas, antes de ser puesta en libertad, asegura.

En los últimos días se han registrado numerosas protestas contra la supuesta corrupción urbanística y financiera en el seno del Gobierno, así como contra los presuntos intentos del Ejecutivo de limitar la autonomía de los fiscales que investigan la trama.