Todo apunta a que los dos ataques terroristas en esa emblemática ciudad, la antigua Stalingrado, fueron perpetrados por radicales islamistas.
Líderes de la guerrilla islámica que actúa en el Cáucaso Norte habían amenazado con una ola de ataques para impedir la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno, que serán inaugurados en la ciudad rusa de Sochi dentro de seis semanas.
Las autoridades rusas, de momento, se han abstenido de señalar a los culpables de los atentados, aunque lo que sí está claro es que ambos ataques suicidas, el de ayer, en una estación de tren y con 17 víctimas mortales, y el de esta mañana en un trolebús, están vinculados entre sí.
"El hecho de que la metralla de ambos artefactos explosivos sea idéntica confirma la versión de que ambos atentados están relacionados entre sí. Puede que las bombas hayan sido fabricadas en el mismo lugar", explicó el portavoz del Comité de Instrucción (CI) de Rusia, Vladímir Markin.
Sin tiempo para recuperarse del atentado suicida de ayer, que se saldó además con decenas de heridos hospitalizados, seis de ellos en estado muy grave o grave, la histórica ciudad del sur de Rusia lamenta hoy nuevas muertes tras la explosión de una bomba en un trolebús de su transporte municipal.
Las cifras sobre el número de fallecidos en el ataque de hoy, ofrecidas por distintas autoridades rusas, han variado a lo largo de la jornada como suele ocurrir en estos casos.
Volgogrado, nudo de transporte del sur europeo de Rusia con poco más de un millón de habitantes, quedó hoy presa de miedo por los dos atentados suicidas.
Las autoridades tuvieron que calmar a la población y desmentir rumores sobre nuevos atentados, mientras el transporte público de la ciudad, próxima a la conflictiva zona del Cáucaso del Norte, se quedó vacío.