Este caso curioso es el de Azucena Mite Mero, quien le pone tanta fe a esta creencia, que desde hace 10 años no ha parado ni una sola vez en “ser incinerada” en el fin de año.
“Todo empezó en el año 2003, cuando le pedí a mis hermanos que me hicieran como año viejo, porque presentía que mi suerte iba a cambiar, como en verdad ha sucedido”, comentó la señora.
se extiende. Como está convencida que esto funciona, ahora ella de igual manera hace los monigotes representando a sus tres hijos, quienes comparten la creencia, al punto que durante el año van dejando el vestuario para sus respectivos monigotes. Así, desde zapatos, medias, interiores, pantalón y camisa van guardando, en el caso del varón, y un vestido o falda y blusa, en el caso de las mujeres, añadió.
creencia. Acotó que esta costumbre de ella y sus hijos la toman como una forma de reactivarse. “Es un renacer, ya que creemos que así vamos a tener más años de buena vida, pues junto con el monigote se queman nuestros problemas, todas las cosas malas, las enfermedades, y tendremos más dicha, más prosperidad, más salud”, sostiene Mite.
Ella destacó que cuando la han hecho en el barrio o los amigos, en cualquier sector, ella se siente feliz de que alguien la tome en cuenta o se acuerde de ella; y en verdad que empezando el año me llegan regalos, dinero y oportunidades. “Ahora tengo trabajo, las cosas me salen mejor, no tenemos enemigos, sino solo amigos”, expresó.