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Santo Domingo
La Navidad de los Amigos de la Tercera Edad

Los residentes y visitantes de la fundación Amigos de la Tercera Edad viven la Navidad sin la presencia de sus familiares.

Miércoles 25 Diciembre 2013 | 10:20

Las horas en los pasillos de la Fundación Amigos de la Tercera Edad pasan lentas.

Tal vez se deba al paso de quienes conviven en el lugar. 70 adultos mayores pasan allí la mayor parte del día y otros han convertido el lugar en su casa, a falta de una propia. 
La fundación está ubicada en la tercera etapa de la urbanización Los Rosales, y es el punto de encuentro de los ancianitos que tienen algo en común: el olvido de sus parientes.
Ellos reciben tres comidas diarias que resultan de las donaciones, cada vez más escasas de las personas de buen corazón. 
Sin embargo, al menos anoche, Nochebuena, pretendían olvidar sus pesares y celebrar “con lo poco que tenían” el nacimiento de Jesús. 
Así lo explicó Alberto Samaniego, presidente de la institución, “un señor nos había prometido regalarnos diez pollitos asados para nuestra cena”, decía con fe.
Él tenía la esperanza de este año compartir un plato de comida entre amigos, ya sea el 24 o 25, pues la Navidad del 2012 se fueron a dormir sin “nada en la boca”. Un ofrecimiento similar no fue cumplido. 
Con una cena sencilla, pero llena de alegría los miembros de la fundación pensaban celebrar entre ellos, “en familia”, pues sabían bien que sus hijos y nietos no tenían listo ningún puesto para ellos en sus mesas. 
“Eso sí, no habrá licor, sólo haremos una ‘chicha’ para celebrar la Navidad, pero no es nada seguro porque nos falta la panela”, contó Alberto.
El encuentro de hoy de los adultos mayores estará marcado por el canto de villancicos, que de seguro los harán recordar con nostalgia sus tiempos mozos, aquellos años en que llegaban con regalos para sus hijos y en los que éstos últimos les devolvían su cariño con sonrisas y abrazos.
Pero esa época para ellos quedó atrás, y sólo siguen vivos por los recuerdos, que no siempre llegan con claridad a sus memorias pues hace décadas que dejaron de compartir estas fechas con sus familiares. 
Para muchos el 25 de Diciembre es un día más.  
 
> REFUGIO. Manuel Reyes, reside en la fundación desde hace 16 años. Tiene 88, y cree firmemente que ese es su lugar en el mundo.
“Cuando uno llega a viejo siempre se queda solo, peor si uno es pobre”, dice.
Él tiene cuatro hijos, sin embargo, nunca lo visitan, asegura. “Más bien yo tengo que ver cómo ahorro unos centavitos para ir hasta donde ellos”.
José Túquerrez, es otro adulto mayor que vive en la fundación, él encontró su media naranja allí. Se enamoró de María, y desde hace una década viven juntos cerca de un frondoso árbol en las instalaciones de la fundación. Ambos se hacen compañía, se curan sus enfermedades con agüitas y mentol y comparten los días que les queda con lo poco que tienen. 
Todos quienes conviven en la fundación Amigos de la Tercera Edad coinciden en que el olvido de sus familias es tal vez la enfermedad más dolorosa de todas.
Los síntomas de esta dolencia que los aqueja sin distingo y sin piedad empezó cuando las canas blanquearon su cabello, cuando las arrugas empezaron a surcar sus ojos que ahora se cansan de mirar hacia la puerta de la entrada de la fundación en busca de algún rostro familiar o de un “cariño” por Navidad.
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