ENTREVISTA. ¿Qué recuerda de los chigualos? “Los chigualos eran de noche. Íbamos de noche a los chigualos, y ahí ya daban versos”. ¿Dónde hacían chigualos por aquí? “Tenía entonces una tía, unas primas que cantaban. Una prima que era de Manta. Venían a hacer los chigualos por allá donde una tía, para arriba. Sí. Y yo también. Ya murieron ellos. Ya no. Ya no hay nadie de ellos ya”. ¿Cómo eran los chigualos en ese tiempo? “Tres veces a la semana parece que hacían. Tres veces a la semana cuando íbamos a los nacimientos. Antes habían las chichas, que llaman. Las chichas, café. Y cantaban así: Cantemos, cantemos / con el pecho ardiente / si no nos dan chicha / nos dan aguardiente./Para que nos dieran, pues, la chicha. Y si había aguardiente, pues, para el hombre, tomaba su trago, y a nosotros nos daban chicha. Y también cantaban: Cantemos, cantemos/con el dicho y fe/si no nos dan chicha/nos darán café.// Y es que también nos daban café, pues”.
¿Qué juegos de rueda recuerda? “La flor de la manzanilla/le pregunta al horizonte/que fue la vaquita al monte/y la buena clavellina/chigualito chigualó/y este pobre la pagó/la velaste, la pagaste/como pagándolo yo./Y dando la media vuelta y echando su verso primero. Ahí tienen que echar un verso: Eres chiquita y bonita/y eres como yo te quiero/eres alhajita de oro/hecha del mejor platero”.
¿Los versos de bienvenida y despedida eran distintos? “La primera noche, cuando empezaban, pues, es que cantaban: Buenas noches Niño/fue que me olvidé / de darle las noches/apenas llegué./Niñito bonito/quién son sus padrinos/que salga ese priosto (prioste)/con su copa’e vino./gache la rama/de la mata’e rosa/para darle al Niño/la más olorosa./Todo eso es que cantaban. Y ya para terminarse el año, ya no jugaban, ya lo sacaban a paseo al Niño”.