El hombre, identificado como Elbio Florencio Francia, “firmó un convenio” con el ayuntamiento de la localidad, para que así se cumpla su última voluntad.
Con el contrato, el anciano quiere evitar que sus sobrinos, con los que mantiene una disputa, hereden la casa. “Yo lo que quiero es que mis sobrinos no intervengan para nada el día que yo falte, ya que ellos nunca han mostrado interés en mi persona”, dijo el hombre al diario uruguayo El País.
La casa, valorada en 20.000 dólares, pasará a ser de propiedad municipal tras el fallecimiento de su propietario, que a cambio recibirá un espacio en el camposanto, cercano a los restos de sus familiares difuntos.
El anciano ha comenzado a acondicionar el nicho y aseguró que saber que dispone de un lugar donde descansar tras su muerte le aporta “tranquilidad” para los últimos años de su vida. “Después que nos marchemos de este mundo terrenal en que vivimos, sea poco o mucho lo que hayamos cosechado en esta vida, para mí la muerte es un sueño eterno”, dijo el hombre.
Por su parte, Núber Medina, alcalde de Villa del Carmen, explicó que el municipio “ha hecho todo lo posible por cumplir con una voluntad expresada en vida”, y respetar el legado del hombre.