Ayer los cambios se dieron de manera violenta por la imposición de otro sistema de vida, traído de lejanas tierras; hoy las transformaciones se dan “en aras del progreso”.

En el año 1789, la vida en Picoazá y Tosagua era muy dura por la pobreza; ésta motivó a las autoridades a trasladarlos a otros lugares.

El pueblo de Picoazá se opuso de todas las formas, una de ellas y la más eficaz fue contar con un cabildo de indios, quienes mediante su propia representación solicitan su traslado al pueblo de Jipijapa y no a Portoviejo, ciudad de blancos, a la que les están obligando.

Textualmente dice: “Si este pueblo se hace anejo de una ciudad, pues nuestros poderosos superiores, a nosotros los infelices miserables indios, experimentaremos nuevas presiones que no tenemos en nuestro pueblo. 

Señor, quién no sabe que los blancos siempre nos maltratan y para todos vengan los indios. 

Si uno con su humildad le suplican que no los maltraten, entonces, señor, lo hacen peor.

Nosotros en nuestro pueblo tenemos nuestros jueces que nos reparten las obligaciones, y nos miran con amor; pero los señores de Portoviejo, sin ser jueces nos querrán maltratar y obligarnos a lo que ellos están obligados, por eso ya se oye decir la alegría que tienen de que ya tienen indios aquí”.

Piden que de favor especial los lleven con la cofradía de la señora de la Asunción al pueblo de “Xipijapa”, donde casi todos los compañeros “picoasas” se hallan avecindados desde hace mucho tiempo, como lo demuestran con el padrón que adjuntan. 

Que ellos están conscientes que no pueden mantener la doctrina ni al cura propio y tampoco la cofradía.

Le suplican al obispo, a quien le consideran su padre, que por Dios y por amor a la Virgen que sí los lleven a Xipijapa y no a Portoviejo.

Desde luego que esta petición fue escuchada, y se fueron a vivir a Jipijapa, pueblo que  mantuvo su cabildo de indios y caciques, defendiendo los intereses del común de indios con libertad e hidalguía, hasta consolidar la independencia. Del padrón que presentan, sumados los que viven en Picoasa y en Xipijapa, se desprende un número considerable de caciques, incluyendo a dos cacicas, esto también demuestra la importancia que tuvo esta población, pero que por las condiciones económicas se vieron obligados a migrar. 

Qué importante es la historia de los pueblos.

De ella podemos sacar muchas lecturas, pero una en especial, que hay que saber escuchar la voz de los que sufren en carne propia los problemas.