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La muerte de un caballero del derecho
La muerte de un caballero del derecho
Por: Solón Pinoargote Sánchez

Martes 27 Agosto 2013 | 00:00

La tarde del 23 de julio del año en curso se recibió aquí, en Portoviejo, la infausta noticia del fallecimiento del Dr. Daniel Encalada Alvarado, allá en Cuenca, lugar de donde era oriundo y que desde hace algún tiempo residía, toda vez que aquí en Portoviejo estuvor varios años junto a su distinguida esposa doña Nidia Calle de Encalada, con quien agrupó una familia de elevados quilates éticos, morales e intelectuales.

Tuvimos la suerte y el honor, con mi hermana Lituania, de ser sus alumnos en los años 75 y 76 en la cátedra de Derecho Laboral en la Universidad Laica Vicente Rocafuerte de Guayaquil, en la Escuela   de Derecho de la Facultad de Jurisprudencia; con él aprendí, y se aprendió, todo aquello que hoy, como buenos discípulos suyos, ponemos en práctica en el ejercicio de la abogacía. “La Ley se la estructuró con las más sabias y connotadas inteligencias y está dibujada en el marco de las necesidades”, sentenció en un discurso que pronunció en Cuenca, allá por el año de 1985 con ocasión de haber asistido a una convención internacional de abogados andinos representando, conmigo y otros colegas manabitas, al foro del Colegio de Abogados de Manabí.
Su hija, hoy toda una profesional, Nidia Encalada Calle, al haber sido compañera con la mía, Johanna Leticia, en el Colegio de las “Marianitas” de Portoviejo, me valió para conocer más de cerca al Dr. Encalada; y puedo decir que él, a más de ser una  excelente persona, un ser humano extraordinario, fue un abogado que honró su profesión y al foro manabita de abogados, accediendo por ello a cargos importantísimos dentro de la función pública, puesto que se desempeñó, entre otros cargos, como ministro de la entonces Corte Superior de Justicia de Portoviejo y posteriormente de la del Azuay, Ministro Fiscal de Manabí, de la Corte Suprema de Justicia del Ecuador, y catedrático universitario. Era un estudioso empedernido del Derecho. Al haber sido una persona de principios sólidos, apegados al socialismo puro, nunca participó con la idea de José Ingeniero puesta de manifiesto en su obra magistral “El Hombre Mediocre” cuando decía “Los filósofos del porvenir, para aproximarse a formas de expresión cada vez menos inexactas, dejarán a los poetas el hermoso privilegio del lenguaje figurado”. Con la muerte del Dr. Daniel Encalada Alvarado el país pierde un baluarte de la jurisprudencia, y un valiosísimo ser humano, muriéndose con ello también un caballero del derecho. Paz en su tumba recién abierta y resignación a su acrisolada familia, pues, bajó al sepulcro, con la satisfacción del deber umplido.
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