Será la segunda vez que el país asiático estará sumido en un apagón nuclear desde que el accidente en la planta de Fukushima, que resultó golpeada por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011, obligó a las autoridades japonesas a replantear las normas de seguridad en las instalaciones nucleares.
El año pasado, y por primera vez en más de 40 años, Japón tuvo sus más de 50 reactores comerciales detenidos entre el 5 de mayo y el 1 de julio, fecha en la que la planta de Oi, en la prefectura de Fukui (oeste), retomó las operaciones para evitar apagones graves en la región de Kansai, la segunda más poblada del país.
En EE.UU. Hace diez años, Nueva York, una de las ciudades con más contaminación lumínica del mundo, se quedó a oscuras, cuando un fallo en el tendido eléctrico de Ohio, que provocó un efecto dominó, dejó sin luz a 50 millones de personas, incluidas también de Michigan, Nueva Inglaterra y parte de Canadá.
Debido al apagón del 14 de agosto se cancelaron 400 vuelos, en algunos puntos del país se tardó hasta tres días en reestablecer el servicio y las pérdidas se cifraron en 6.000 millones de dólares.