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Conspiraciones  del destino (VIII)
Conspiraciones del destino (VIII)
Por: Johnny Medranda Mera

Viernes 05 Julio 2013 | 00:00

E l Presidente Correa ha mostrado su inconformidad por la demora de la delegación del puerto. Su inconformidad, es justa, y no tal vez por la falta de gestión que puede estar sujeta a muchos factores, pero por el simple hecho de que no se ha logrado un objetivo planteado y prometido desde tiempos de la Ministra Cely.

Hubo 9 posibles ofertantes, pero hubo cero ofertas. ¿Por qué? Es una imposibilidad pensar que el puerto no es viable ni rentable. Puede ser que el modelo económico de la delegación no haya sido en lo absoluto atractivo. 
Lo quiero dudar, ya que tengo entendido que este modelo fue cuidadosamente desarrollado antes de su publicación.  
En el análisis final, el proceso fracasó porque no se logró el objetivo previsto. 
El fracaso no es malo, como hecho es bueno (si no se lo puede evitar) siempre y en cuando aprendamos de ello en futuras decisiones. 
Pueden haber mil razones por tal tropiezo: la equivocada noción de que Manta es un puerto atunero donde no hay espacio para otro proyecto; el fantasma legal de los estibadores; la historia inconclusa de TIDE; exageradas inspecciones de antinarcóticos; la indiferencia o una inexplicable conspiración contra el desarrollo de un puerto de aguas profundas en Manabí. El Presidente pidió a APM que “insista” al Ministerio de Transporte para que aceleren los trámites. Veo un gran inconveniente que este proceso esté virtualmente manejado con los conocimientos y tiempos del Ministerio. APM es la que debería conocer la realidad del puerto y desarrollar una estrategia viable para lograr su éxito.  
Bajo las actuales circunstancias, el primer paso de ello no debería ser una delegación inmediata ni mucho menos implementar mejoras que no son transcendentales frente a la realidad actual de la industria y del comercio ecuatoriano. Al Puerto de Manta se lo debe repotencializar ahora con medidas radicales. Esto requiere de un salto de fe, aunque estoy convencido de que sería un éxito. Luego de ello se podría determinar si se requiere de una delegación. Para ello, APM, debería empoderase de ese ideal y liderar este proceso con la venia y control del Ministerio. 
Pero más que todo, y por sobre todo, con el apoyo del entorno que le rodea. 
APM no vive en su propia isla. Necesita del apoyo de la ciudad, de la industria, de las cámaras, de los gremios, de los medios, de la gente. La gente que casi todos los días de su vida lo único que ven a diario es el puerto, accesible para unos, inaccesible para otros. Es hora de la unión. 
Solo así nuestro caminar al éxito será más ligero. Si lo logramos, el resto serán simples detalles. No más conspiraciones del destino! El destino, lo creamos todos unidos.
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