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Serruchándole el piso a la Revolución Ciudadana
Por: Johnny Medranda Mera
Por: Johnny Medranda Mera
Uno de los logros más sobresalientes de este gobierno ha sido su lucha por defender y expandir los derechos del trabajador, ante una parte de empresarios que ponían por encima su capital económico antes del capital humano, como lo dice el mismo Presidente Rafael Correa. Este proceso se ve vulnerado por acciones de ciertas autoridades que se olvidan que por encima de toda ley o política existen valores ineludibles y que son base para mantener la credibilidad del gobierno.
El Vicepresidente Glas tiene el más grandes de los desafíos, que es la de re estructurar la matriz productiva y hacer que el sector privado invierta más para así crear empleos sostenibles al largo plazo.
¡Excelente iniciativa!. Pero eh aquí un talón de Aquiles, que al menos se da y ocurre en Manabí.
¿Qué pasa cuando a un empleado de una expresa “x” se lo encuentra robando dentro de su trabajo y existiendo suficientes pruebas de tal traición a su empleador?
El empleador resolverá deshacerse de ese mal elemento que puede intoxicar al resto de empleados y poner en riesgo la continuidad de la empresa, dejando sin empleo a muchos más.
Con todas esas evidencias el empleador se dirige a la autoridad competente para presentar una petición de Visto Bueno, y de manera legal poder separar a este mal trabajador, al amparo de lo que dice el Art. 172 causal 3ra del Código del Trabajo.
Mas, ocurre que por razones inexplicables en una sociedad que respeta la Ley y la Constitución, estas autoridades casi en directa complicidad con el infractor niegan esa petición de Visto Bueno, descartando la cantidad de evidencias presentadas por el empleador, dejándolo desprotegido o violando sus derechos tal como lo dice el Art. 11 numeral 2 de la Constitución: “Todas las personas son iguales y gozaran de los mismos derechos, deberes y oportunidades”.
Al parecer todos somos iguales ante la ley pero no ante quienes la aplican. Se de muchos casos de estos y para comprobarlo solo basta visitar la Inspectoría de Trabajo en Manta.
Le pregunto al Vicepresidente Glas,
¿De qué manera incentivamos al sector empresarial para que siga invirtiendo en proyectos y empleando a más ecuatorianos cuando el sistema de justicia local pone por encima de la inversión y buena fe del empresario el derecho de un ladrón que dejo de ser empleado el momento que decidió robar?
Si este es el caso y corre el riesgo de generalizarse, el empleador tendrá que separar a estos malos trabajadores a través de despidos intempestivos para minimizar su pérdida y así no convivir forzadamente con un ladrón.
O mover esa inversión a un país que le brinde una seguridad jurídica necesaria. ¡En esa forma, le serruchan el piso a la Revolución Ciudadana !
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