Como si fuera un arma infalible -en ocasiones lo es-, los políticos cada vez apuestan más a la comunicación.
Tienen programas en televisión, realizan cadenas radiales y bombardean ideas en Twitter.
Pero a muchos funcionarios y dignatarios les falla el plan de hacerse entender y cautivar con su mensaje.
Se da frecuentemente por culpa de asesores de comunicación que no evolucionan, que quieren culpar a los periodistas de la mala administración o de las críticas que pueden recibir de ciudadanos o la oposición.
Mandan a callar a sus jefes. Les dicen que les viren la boca a tal o cual comunicador.
Ese error lleva a otro. Terminan “comprando” conciencias de gente inescrupulosa que está en los medios de comunicación, para que los defiendan.
Asesores que buscan a diario la confrontación generan más problemas. La mejor arma es abrir puertas y dar información, que es lo que al final buscan los medios de comunicación y sirve a los ciudadanos.
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