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Dificultades en los años dorados
Dificultades en los años dorados
Por: Milton Bowen Rivera

Martes 16 Abril 2013 | 00:00

Algunos llegamos hasta los setenta años, quizás alcancemos hasta los ochenta y cinco, si las fuerzas nos acompañan. Tantos años de vida solo traen pesadas cargas y calamidades, envejecer siempre será un reto y no hay respeto.

El mayor miedo de la gente mayor es perder la lucidez y les asusta el hecho de que se olvidarán las cosas del valioso cerebro, en el que se almacenan los preciados recuerdos. Si usted nota que olvida nombres o le inquieta que ciertas lagunas en su memoria sean los primeros indicios de un serio deterioro mental, cálmese, tranquilo, los olvidos son comunes en todas las edades y los cambios que las personas mayores experimentan en sus funciones mentales no suelen deberse a la demencia senil.   
Aunque es habitual que la memoria en los años dorados se resienta un poco, la mayoría de las personas mayores conservan sus facultades mentales, lo aseguran los médicos. Es cierto que los jóvenes suelen recordar datos específicos con más rapidez. No obstante, si se deja a un lado el cronómetro, las personas de edad avanzada pueden hacerlo tan bien como los jóvenes; con las técnicas adecuadas y con práctica, porque el cerebro de la gente mayor, sana, es capaz de seguir aprendiendo, recordando e incluso mejorando determinadas destrezas.
En el siglo XXI no es raro que las personas de la tercera edad teman que las dejen de considerar útiles. Las limitaciones que impone la mala salud fomentan unos sentimientos de inutilidad que, sumados a la jubilación forzosa a los 70 años, socavan fácilmente la autoestima de cualquiera. Si en vez de pensar en lo que ya no podemos hacer, nos concentramos en lo que sí podemos, seguiremos sintiéndonos útiles y no perderemos la autoestima. Es posible que al ir envejeciendo nos preguntemos qué nos deparará el futuro.
En muchas culturas se respeta su dignidad, porque los ancianos son los encargados de transmitir el conocimiento de los valores morales y espirituales a las siguientes generaciones. Evitemos las dificultades de la vejez con las normas de Dios, que pese a las limitaciones, compartimos nuestras experiencias con los demás miembros de la comunidad; porque la canicie es corona de hermosura cuando se halla en el camino de la justicia. ¿Será delito decir la verdad?.
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