Cuando los padres intentan ser amigos de los hijos, ellos tienden a confundir la amistad con la complicidad, algo que es imposible entre padres e hijos.
> Motivos y resultados.
Los padres, en su afán de acercarse a sus hijos, han tratado de eliminar la imagen del ser omnipotente que imponía su autoridad a base del temor y no del respeto. Pero en el camino muchos se han preocupado más por ser amigos, y eso trae problemas que a veces no saben cómo manejarlos, y los obligan a caer en extremos, expresó el psicólogo Feliz Rodríguez.
Ser “compinches” de sus hijos es uno de ellos. Esto genera a la larga inseguridad y rebeldía cuando los hijos son pequeños. Otro de los extremos en los que pueden caer los padres con hijos adolescentes es querer ser como ellos, cuando su tiempo ya pasó.
> No son amigos.
Los padres, ante todo, deben mantener su figura. Más importante que llegar a ser amigo de un hijo, es la comunicación y la confianza lo que hace que la relación se lleve bien, manifestó Rodríguez.