Manabí, por su extensión territorial, podría ser un estado. Con sus 18.400 Km es un poco más pequeño que la República de El Salvador, que tiene una superficie de 21.041 Km. Pero no solo eso. Tiene atributos naturales para vivir una vida llena de realizaciones: playa, montañas, y una superficie para el cultivo realmente envidiable. De acuerdo a datos del INEC en el 2010, publicados en el 2011, (confieso que no he visto los últimos) nuestra provincia es “dueña” del 15.84% de la superficie agrícola del total nacional de siete millones trescientos mil hectáreas y además es la mayor provincia ganadera del Ecuador. Y si esto es cierto ¿Por qué Manabí no procesa lo que produce para agregar valor?
Sería fácil decir que la culpa de todo esto es el escaso espíritu empresarial de los manabitas o que no existen suficientes empresarios que les guste arriesgar en nuevos emprendimientos o que están contentos con lo que producen y con lo que hacen, etc. Pero sin dejar de ser verdad, no es suficiente para explicar este fenómeno.
La culpa no es sólo de los ciudadanos que no invierten. Es también de nuestras instituciones encargadas del desarrollo de la provincia. Es que históricamente en las regiones donde existe déficit de iniciativas empresariales, el gobierno local o regional, o ambos al mismo tiempo, lo estimulan permanentemente o lo suplen, pero no se quedan de brazos cruzados. Es lo que se ha visto en el mundo, incluso en países con alto nivel de industrialización. En nuestro país, el Consejo Provincial del Azuay, a pesar del desarrollo de la provincia, y el de Tungurahua le dan la cara al problema y alientan la creación de empresas y es más, en ciertos casos participan en ellas. Estas instituciones no critican, actúan.
No podemos estar contentos con que sólo el atún se industrialice, tarea altamente admirable de los empresarios mantenses. Manabí tiene que dar valor agregado a lo que produce para evitar que la leche en cartón, para citar un caso, venga de Quito, Guayaquil o Cuenca. En esta línea hay que hacer algo para que la leche y los cítricos que produce la zona norte, por ejemplo, se procesen. Hay que reunir a los productores, promover la unión de ellos y dirigir la industrialización y así participar en el mercado con productos elaborados. En esta tarea podrían trabajar juntos el Consejo Provincial y los gobiernos locales. Pero hay que hacerlo ya, con hechos y no con palabras.
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