Dentro de ella había un pequeño consultorio, donde una curandera estaría suministrando sueros a los pacientes afirmando que curaban las dolencias, invocando al espíritu del “Hermanito Gregorio”. La consulta tenía un costo de 30 y 40 dólares.
A un costado de la farmacia había un pasillo con más de 15 personas con sueros, cuyo contenido era de diferentes colores. Mercedes Britto, jefa política de Manta, informó que los sueros no tenían registro sanitario.
Este operativo se realizó en la calle 11 y avenida 32, con representantes de la Comisaría, Jefatura Política, Fiscalía y Ministerio de Salud. Estas dependencias investigan el presunto delito de estafa.
La comisaria Consuelo Ferrín explicó que la farmacia fue clausurada porque funcionaba un consultorio médico clandestino que no tenía permiso del Ministerio de Salud.
Otra de las razones sería porque los pacientes eran atendidos en condiciones infrahumanas y precarias. Era oscuro, hacía calor y el baño estaba sucio, argumentó la funcionaria.
María Rodríguez llegó desde La Troncal, y Santiago Tello desde Jipijapa a Manta con la misma misión: buscar alivio para sus enfermedades.
Ellos dicen estar curados del asma y del dolor de cabeza por la fe que depositaron en el “Hermanito Gregorio”.
Durante la inspección, los médicos del Distrito de Salud encontraron recetas donde obligaban a los pacientes a tomar sangre de un pichón de paloma.
Luego debían hervir la cabeza del animal y comerse esa sopa.
La supuesta medicación también pedía comer ajo y tomar miel de abeja. Los creyentes debían hacerlo por 10 días. También hacían transfusiones de sangre. Había pacientes de Guayaquil, Quito, Manta, Jipijapa y Portoviejo.