Carlos Enrique Mendoza se dedica a la venta de esta bebida desde hace más de 10 años, y ha encontrado en las afueras de la Dirección de Salud y del hospital Verdi Cevallos Balda, además de sus mejores clientes, a buenos amigos.

"La mayoría de personas que consumen mi producto son médicos, aquí la gente es amable", dijo.

Mendoza nacido en Portoviejo hace 69 años, también aprovecha el recorrido a su domicilio, ubicado en la calle Che Guevara, para "hacer su día" y vende los vasos de agua de coco que pueda.

Cuenta que a diario adquiere 30 cocos en el mercado Nº 2, y que trata de comercializarlos en su totalidad para llevar el sustento a su familia.

Tiene 8 hijos, pero actualmente vive solo con su esposa, porque ellos ya han formado su hogar.

"Somos una familia unida, nuestros hijos nos visitan casi a diario", relata Mendoza, quien tiene 8 nietos.

Recuerda que antes de dedicarse a este negocio era agricultor, actividad que aprendió de sus padres y 

desempeñaba en una finca cerca de El Rodeo.

Su sueño fue siempre tener un empleo estable, pero las condiciones económicas no le permitieron acceder a estudios superiores.

A pesar de eso no se queja, porque gracias a la venta de la refrescante bebida ha podido sostenerse.

Mendoza inicia su labor a las 08h30 y al mediodía se retira a su domicilio a descansar.