El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) otorgó este reconocimiento a las dos localidades azuayas luego de que considerarán que poseen una geografía rodeada de una riqueza paisajística única y con una topografía llena de montañas, colinas, valles, mesetas y llanuras que privilegian el paisaje cultural. La arquitectura es propia como resultado del conocimiento de técnicas tradicionales de sus pobladores.