Sin embargo, el trámite está en duda, porque en el entorno se ha asentado una media docena de viviendas.

Entonces, tal como vaticinan Nelson Velásquez, propietario de El Fierro, y Alfonso Gines, de Cisne de Oro, cuando estén sus locales construidos y en funcionamiento, desde estas casas saldrán a reclamar las familias diciendo que estos centros de tolerancia están ubicados en un sector poblado.

No obstante, el proceso de reubicación de los prostíbulos se formalizó con el cabildo mediante un acta de compromiso entre Velásquez, Gines y Orly Suárez, propietario del Búfalo, y Gustavo Granizo, director municipal de Planificación.

Justamente se estableció una agenda, que implica la presentación de los proyectos e inicio de construcción, que deben iniciarse desde hoy.<