"La Agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo el hombre libre” (Cicerón)
Desde hace muchos años es muy común leer en artículos, libros, revistas, políticos, académicos, entre otros, que la agricultura es la base para el desarrollo y que el petróleo se agota y que debemos darle importancia al sector agropecuario. ¿Pero qué se ha hecho realmente en favor de la agricultura?. En Latinoamérica, incluido nuestro país, hemos sido escenario de varios ensayos de modelos de desarrollo agrícola y todavía no hemos encontrado el adecuado para lograr un desarrollo de la agricultura que reduzca en algo la pobreza, garantice la soberanía y seguridad alimentaria.
¿Cómo vamos a encontrar el nuevo modelo, si seguimos mirando a la agricultura de arriba hacia abajo, de forma aislada, unilateralmente, inconsulta con los involucrados, con fórmulas politiqueras, populistas e irresponsables?. Existen muchos estudios técnicos y experiencias probadas de la real contribución de la agricultura a la economía de una nación. El caso de nuestro país, según estudio realizado por el IICA en el 2004, el aporte promedio del sector agropecuario durante el período 1985 -2005 de la agricultura ampliada refleja un valor promedio superior al 25,69% (el doble de los valores obtenidos tradicionalmente).
Actualmente la agricultura se ha convertido en mucho más que fincas y alimentos, es considerado un activo estratégico por la mayoría de las naciones; además, es considerada la proveedora de alimentos, salud, servicios y crecimiento económico.
Al observar que en el 2011 el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita del Ecuador fue de tan solo $4.680 frente a los de Brasil $12.700, Chile $14.500, Colombia $7.250, Perú $6.025 y de Uruguay $14.150 (Carrera J. 2012), nos obliga a replantear los nuevos conceptos y enfoque de la agricultura de una manera integral, sistémica, que nos encamine a lograr la sustentabilidad que involucra las tres dimensiones: Ecológica, económica y equidad social, las mismas que deben estar interrelacionadas.
Lograr una agricultura sustentable es el desafío del siglo XXI, que deberán estar ligados a los conocimientos científicos, técnicos; y como primer autor involucrado en éste cambio debe ser considerado el agricultor: con su amplia experiencia y sabiduría, podríamos encontrar la clave para el desarrollo de la agricultura.
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