En la cuna de la democracia como se la llama a la política norteamericana, hay dos grandes partidos, el republicano y los demócratas; se unen a estos movimientos, independientes y libertarianos que se disputan en tiempos de elecciones, la presidencia, senado y congreso, es bien conocida y entendida la disciplina partidista que existen por el profundo apego a los principios conservadores de los republicanos y a los liberales de los democratas, desde luego, esta de por medio la ayuda económica que reciben de los fondos que cada partido acumula para las elecciones, fondos recibidos de los partidarios y de las corporaciones que quieren recibir favores.
Con el pasar de los años, la ayuda corporativa se convierte en una verdadera pesadilla para los congresistas y senadores que al encontrarse en esta encrucijada muchas veces prefieren la ayuda monetaria proveniente de las corporaciones para sus reelecciones, que una legislación que sea de beneficio común.
Hay una persona de nombre Grover Norquist, con considerables fondos propios y ajenos, se ha dado a la tarea de hacer firmar a los republicanos que son candidatos a la presidencia, vicepresidencia, senado y congreso, una promesa de no subir los impuestos so pena de quitarles toda ayuda económica y partidista si no la cumplen. Este individuo y su organización son tan poderosos e influyentes que se da por cierta la perdida de la presidencia de George H. Bush Sr., por ignorar la promesa firmada a Norquist, cuando en su presidencia acepto la subida de impuestos y perdió su reelecion al demócrata Bill Clinton. Esta promesa aceptada y aplaudida por el segmento ultraconservador del partido republicano el llamado TEA PARTY, ha hecho que con su gran numero de miembros en el congreso se opongan a todo incremento de impuestos haciendo muy dificultosas las negociaciones para eludir el abismo fiscal y los acuerdos o pactos que se vienen para acceder al techo del endeudamiento publico.
El interés personal y cambios de camisetas son tan comunes en los políticos que el votante nunca estará seguro de las promesas hechas en campaña. La inexistencia de ética y de las normas de comportamiento y compromiso político en nuestro escenario político, hacen que un juramento de lealtad y código de ética, para los candidatos a la legislatura, será necesario para las aspiraciones y cumplimiento del proyecto político de Alianza País.
Se espera que los legisladores elegidos, esta vez antepongan sus aspiraciones personales, cumplan con sus promesas de campaña y por el amor a la patria, legislen con sentido común y apegados a la constitución.
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