El plan de gobierno de Guillermo Lasso Mendoza, presentado como la fórmula con que se podrá redimir a catorce millones de ecuatorianos que buscan el emprendimiento y la dignidad, se asienta en cuatro cimientos que están desarrollados con gran sentido patriótico y razonado:
1.- Un Ecuador socialmente responsable, en donde el futuro Presidente del Ecuador explica su compromiso a vencer las verdaderas causas de la pobreza, destacando que mientras los ecuatorianos no contemos con acceso a educación, salud, vivienda y servicios básicos, no se puede hablar de un país socialmente responsable:
2.- Un Ecuador próspero, en donde sin demagogia detalla que un país prospera cuando sus habitantes avanzan constantemente y sin obs-
táculos hacia el futuro anhelado. La realidad de miles de ecuatorianos que a diario se esfuerzan por avanzar hacia su futuro anhelado, es que no obtienen los resultados esperados. Ello ha ocasionado que el 74% de los compatriotas que han migrado al extranjero, lo hayan hecho en busca de las oportunidades que no encontraron en el país;
3.- Un Ecuador de valores. Es un país formado por las características positivas que nos hacen protagonistas de nuestra propia vida y nos unen como ecuatorianos, ya que tenemos incrustado profundamente el sentido de solidaridad y empatía por las dificultades que afrontan nuestros vecinos, lo que nos motiva a brindar soluciones a las personas que pasan por alguna necesidad;
4.- Un Ecuador de Instituciones. Un país donde se respetan las reglas necesarias para el desarrollo de sus habitantes. Es indispensable que en un país quienes hacen las leyes (Función Legislativa), quienes las ejecutan (Función Judicial) y quienes velan por su cumplimiento cabal (Función Ejecutiva) sean independientes y responsables con su propio rol.
El plan de gobierno de Guillermo Lasso está concebido con el señalamiento de objetivos específicos, estrategias, diagnósticos, lo cual convierte a este documento en histórico por responsable y posible, abarcando toda la gama de derechos que le corresponden a los ciudadanos, lo cual será vigilado constantemente por los organismos de control, también independientes, que cumplirán los deberes que les imponen la normativa nacional y los instrumentos de derechos humanos.
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