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El ayer y hoy económico del Ecuador
El ayer y hoy económico del Ecuador
Por: Jaime Enrique Vélez

Martes 11 Diciembre 2012 | 00:00

El avance económico del Ecuador siempre ha tenido un recorrido tropezado que ha retardado al país notablemente en su progreso.

Siempre ha sido una traba para el Estado la aplicación de un sistema tributario equitativo, solidario y proporcional, basado  en las condiciones de la producción y distribución de bienes y servicios generados en el país, sistema intrínseco que debe ajustarse lo más estrictamente conveniente a sus factores de riquezas, y con ello dirigir a la sociedad a uno de sus más altos fines: el bienestar común. En la segunda década del siglo pasado el Ecuador era el primer productor y exportador de cacao en el mundo, por muchos años esta producción cubrió las necesidades del país, pero el monocultivo y la falta de mantenimiento atrajo la peste y el boom cacaotero se acabó.
Por aquellos años el fisco gravaba como ingresos a: Derechos de Importación y Consulares, Impuesto a la Propiedad Rural, Impuesto a la Renta, Productos de los Monopolios del Estado (Alcohol, sal, tabaco, y fósforos), Timbres fiscales, Impuestos a las Herencias, Impuestos a la Producción Minera y otros. Después se impuso el tributo a los consumos. En mi época de Agente Tributario lo llamábamos Impuesto a las Transacciones Mercantiles (ITM)  6%: con la gran Reforma Tributaria del año 1989 desaparecieron gran parte de ellos.
En los últimos gobiernos esta Reforma Tributaria ha sido utilizada a rajatabla; de a poco, y de acuerdo a las necesidades de ingresos que tenga el Estado, los ecuatorianos somos gravados con impuestos. Reconocemos que en la actualidad el Presupuesto General del Estado en casi el 50% es financiado con ellos, y que este régimen es el que más imposiciones ha realizado, pese que ha usufructuado el más alto valor en su historia por la venta del crudo nuestro. 
Ya va por su décima Reforma Tributaria, mediante la cual se pretende costear 200 millones de dólares para cubrir el pago de 1.900.000 bonos. Ante estos hechos, las cifras oficiales indican que hay menos pobres en el país, pero en la realidad es otro más sombrío el escenario. ¿Será que la falta de trabajo nos está llevando a la mendicidad? ¿será por eso que nos azota la delincuencia común y está resurgiendo la corrupción? Quedan muchas interrogantes en nuestro entorno y con publicidad engañosa nunca la vamos a despejar.  
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