Actualizado hace: 937 días 11 horas 21 minutos
Juan Fernando Andrade
PARA ROMA CON AMOR

GÉNERO: Comedia romántica. ACTORES: Penélope Cruz, Alec Baldwin y Jesse Eisenberg.

Domingo 28 Octubre 2012 | 00:00

Nadie necesita razones para querer ir a Roma, después de todo, Roma es Roma y eso ya es decir mucho, pero digamos que la nueva película de Woody Allen acelera ese deseo y a uno le dan ganas de cerrar los ojos, teletransportarse y aparecer en la capital italiana justo después de terminada una escena, digo, para no interrumpir el rodaje. Eso pasa porque Woody filma desde la república del cariño, porque es un director agradecido y generoso que neurosis mediante se ha dado formas para encontrar belleza en todo lo que ve.   
 
En la película se cruzan varias historias que no necesariamente pasan al mismo tiempo, y aunque unas son mejores que otras –lo reconozco– todas tienen su encanto porque, como ya sabemos, en cada cinta de Woody Allen está uno de sus mejores momentos o cuando menos una de sus mejores bromas. En este caso ese primer gran momento sucede justo cuando Woody aparece en pantalla, sentado en un asiento de primera clase dentro de un vuelo que atraviesa áreas de turbulencia. Nuestro héroe se pone nervioso y, cargado de la nerviosa ironía que lo caracteriza, le dice a su esposa (la gran Judy Davis), “Genial, una turbulencia, lo que más me gusta en la vida. No me puedo relajar cuando hay turbulencia porque soy ateo”, y segundos después, cuando hablan sobre el futuro esposo de su hija al que van a conocer en Roma, Woody vuelve a ser el tipo más gracioso e inteligente del mundo cuando dice: “El chico es comunista, a su edad yo era de izquierda pero nunca fui comunista, ¡ni siquiera podía compartir un baño! Yo quiero que mi hija se case con alguien a quien le importen las posesiones materiales, que tenga un yate, un Ferrari, una villa en el campo, ¿acaso no te gustaría que nuestra hija se case con basura europea?” Y yo diría que ya con eso valió la pena ir al cine y pagar la entrada y pasar un momento en la compañía del más grande.
 
A esos inolvidables momentos Allen yo le sumaría la historia romántica y metafísica protagonizada por Alec Baldwin, Jesse Eisenberg y Ellen Page, una especie de visita de la navidad pasada enfocada en una mujer irresistiblemente psicótica. Y también le sumaría los episodios de Roberto Benigni, un tipo común y corriente que de la noche a la mañana, sin razón aparente, es acosado por los paparazzis y arrinconado por las preguntas más tontas y ya clásicas en la vida de los “famosos”, “¿Qué comió usted durante el desayuno?, ¿prefiere el pan tostado o al natural?” Con esto, Woody hace algo del cine político que siempre le han reclamado, y lo hace de la mejor manera: evidenciando la estupidez de la farándula a través del humor.  <
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