Debía haber una ley que impida que personas pasadas de los 50 años incursionen en política. Es decir, que la partidocracia, que es la causa fundamental del desprestigio provincial, deje de funcionar políticamente, pues el desprestigio de la provincia viene de ellos. 

Si no, pensemos por un momento cómo eran sus vidas económicamente hablando y cual sus posiciones económicas actuales: convertidos en verdaderos  burgueses y esperando la oportunidad para volver a su faena política, que tanto rédito les han proporcionado. 

Otras de las causas son las imparables delincuencias, el  sicariato, los fallidos contratos de obras que nunca se terminan, esperando que el contratante deportivamente les rescindan el contrato y los que terminan las obras  siempre lo hacen casi duplicando el valor que reza en el contrato inicial, por los famosos contratos complementarios o por ejecuciones de obras adicionales, dando lugar para que se enriquezcan ilícitamente. 

Una prueba de ello es la carretera a Crucita  o los tantos contratos para la reparación de la avenida del Ejército. 

La evasión de impuesto es otro de los grandes motivos. Existen empresarios que desde que comenzó  el gobierno de Alianza PAIS no pagan impuesto a la renta; y esto, a buen romance, es  robo descarado al Estado ecuatoriano. Faltaría papel para enumerar las causas de  nuestros desprestigio. Pero también basta señalar que existe la percepción generalizada de la ciudadanía que entre los manabitas ha estado viviendo un capo internacional de la droga. Manabí se ha convertido en el centro del narcotráfico. 

Nuestro desprestigio lo conocemos todos, pero lo callamos, siendo esto otro de los  motivos. Pero no olvidemos que estamos tan desprestigiados que el gobierno central no entregó al Municipio de Portoviejo los dineros ofrecidos para el mejoramiento de las calles; y por desconfianza lo está haciendo por medio de su ministra de Obras Públicas. 

El silencio de los funcionarios municipales fue como una aceptación a la  desconfianza. Por eso me atrevo a manifestar que nuestro prestigio como provincia anda por los suelos.<