En esto vale recordar perennemente a un Nicasio Safadi, a un Francisco Paredes Herrera, a un Gerardo Guevara, a un Carlos Bonilla Chávez, a un Guillermo Garzón Ubidia, etc. Cabe pues un llamado a la juventud que, diciéndolo con cariño, poco aprecia nuestra música, o a veces se la distorsiona, dando lugar a un "populismo" musical, en que la sensibilidad auténtica ecuatoriana ya pierde su esencia y se da paso a expresiones más bien plañideras o de una literatura a veces fatalista.
Por otro lado, se está perdiendo también la sensibilidad por la música universal de los grandes maestros, de lo que poco se habla, salvo el trabajo por fomentarla, que se da en conservatorios; en algunos grupos musicales; o en la Casa de la Música en Quito.
Es importante cultivar en todo caso la buena música, que afina el alma y "purifica las pasiones y provoca en los humanos una alegría inocente y pura" como decía Aristóteles.<