Regalos. Desde hace más de treinta años los países latinoamericanos han regalado a la ONU cuadros, dibujos, esculturas e incluso tradicionales prendas de vestir que sirven para decorar las salas de conferencias y pasillos del Palacio de las Naciones de Ginebra (Suiza) y, al mismo tiempo, contar la historia de estos pueblos. Entre las joyas de la colección se encuentran dos pequeñas estatuas de la cultura Huétar (el mayor grupo indígena que habitaba Costa Rica a la llegada de los españoles en el siglo XVI), que se estima se crearon entre los años 1000 y 1500, lo que las convierte en las piezas más antiguas en estos fondos artísticos.
Estas figuras, que representan a una mujer y a un joven guerrero, fueron donadas por Costa Rica en 1998 con motivo del 50 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos y hoy se exhiben en la biblioteca la ONU. También se encuentran obsequios de Perú, Brasil, Argentina, Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, Guatemala, México, Panamá, República Dominicana y Uruguay, pero no existe constancia de regalos de obras de arte de Honduras, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Venezuela o Paraguay.
Durante la edificación del palacio (1929-1937) los Estados miembro aportaron mármoles para decorar paredes y suelos, muebles y todo tipo de materiales de construcción, sin embargo, una vez concluida la obra los regalos no cesaron, sino que se transformaron y ahora cada año la ONU recibe en torno a una decena de obras de arte.
DE ECUADOR. Si bien se pueden encontrar jarrones japoneses, alfombras persas y cuadros en prácticamente todos los rincones del edificio, existen zonas especialmente transitadas en las que las obras de arte se apelotonan en un intento por crear una galería de arte improvisada. Varios óleos de Ecuador, un cuadro obsequio de Cuba, otro de Argentina, un huipil guatemalteco y una estatua de bronce que México entregó a la ONU en 1976 comparten espacio con un enorme tapiz chino y reproducciones de antiguas esculturas que Egipto y Siria donaron a la ONU. <