No existe nada más sublime en la vida que la satisfacción del deber cumplido con nuestros semejantes, que en algún momento de su infancia pasaron de chiquillos llenos de ilusiones y expectativas - producto del aprendizaje concebido por sus maestros - a verdaderos personajes de bien y respeto.
No exclusivamente en el campo profesional, sino exquisitamente en el aspecto personal, con buenos hábitos y virtudes adquiridos en el núcleo familiar, donde ser buenas personas, significa ser honrados, solidarios, leales, justos, sinceros, laboriosos, ordenados, responsables, prudentes, optimistas, magnánimos y alegres.
Estos valores son los que se adquieren por la repetición de actos en una misma circunstancia y de un modo intencional.
Me dirijo a ustedes, amigos (as) lectores, con la convicción de reafirmar lo imprescindible de la coherencia familiar e institución educativa y viceversa, como nexo de una felicidad anhelada denominada interdependencia.
En ella cualquier virtud, termina potenciando a otra como un ciclo que jamás se rompe, porque en el proceso de aprendizaje, especialmente en la etapa de seis a doce años, es el momento idóneo para asimilarlas y proyectarlas con acciones multiplicadoras.
“El mejor aporte que podemos ofrecer a la sociedad como orientadores del conocimiento es construyendo entes con una gran calidad humana y prestancia”
Convivimos en un mundo lleno de incongruencias e injusticias, producto de antivalores como la codicia, avaricia y pensamientos maquiavélicos, que atentan contra todo principio moral y ético de personas que al verse desprotegidas omiten su verdad, dando paso al abuso y el atropello de la dignidad del otro.
Por tal razón es imprescindible adoptar juntos un cambio de pensamiento y acción, donde la rectitud de intención conlleve a pensar en el bien del prójimo. Es allí donde radica la felicidad.
Docentes por excelencia, seamos nosotros quienes lideremos procesos de cambios sustanciales e innovadores en la conducta y aprendizaje de nuestros jóvenes, asumiendo cada día un verdadero sentido de pertenencia con responsabilidad social compartida entre institución educativa y padres de familia. “El trabajo más que la palabra”. <
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