Actualizado hace: 931 días 8 horas 51 minutos
Marco A. Terán Mesías
Los perjuicios del ruido

Extraña la diferencia con que hasta las autoridades de tránsito y de la Policía Civil se resignan al abuso de personas desconsideradas que agraven el problema del ruido en nuestra ciudad.

Miércoles 15 Agosto 2012 | 00:00


El pito o claxon en los vehículos, prácticamente bate un ingrato récord, pues el hecho de manejar un carro o de ser su propietario no otorga a la persona la elemental cultura que le permita ser un poco más considerada con los semejantes.
Así, enfermos, trabajadores, estudiantes o público en general, se encuentran bajo la tensión más desagradable, que sube de punto en horas en que intensifica el tráfico o corresponden al descanso o a la vigilia laboral.
Si existe una ordenanza considerando la protección necesaria para la colectividad y reprimiendo el abuso del ruido, ¿por qué no se aplica? Lo peor no es la falta de disposiciones o leyes sino la apatía, la indiferencia con que se elimina en la práctica lo que se ha reglamentado o establecido para el bien general.
Y esto es lo que parece suceder en nuestro medio, por la indiferencia, con que los agentes policiales dejan pasar graves y desafiantes contravenciones.
Es necesario que se recapacite en que la ciudad está bajo una amenaza fuerte de personas desconsideradas que contribuyen negativamente a empeorar los problemas que afectan a todos. El ruido está considerado a la luz de los modernos conocimientos, como un elemento que enferma los nervios, en especial en el nivel de subconsciente y crea tensiones sumamente dañinas para el trabajo, para la concentración y hasta para la función normal de los órganos del cuerpo.
Pero de todas maneras, aún desconociéndose lo dicho, la molestia y la virtual agresión que significan pitos, las sirenas sin motivo justificado, los escapes abiertos de motos y carros debe llevar a una acción a las autoridades.
El respaldo para tal acción está en la ordenanza a la que nos referimos. Estimamos que cuando al respecto se haga conciencia, más allá de lemas y frases a las que nadie hace caso, se educará progresivamente a tanta persona que parece complacerse enfermizamente con el escandaloso y repetido sonido de pitos, para llamar la atención o simplemente para molestar descargando perjuicios a los demás.<

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