Las autoridades rusas han realojado en orfanatos a la mayoría de los niños que vivieron durante años bajo tierra en una secta musulmana desmantelada en Kazán, capital de la república de Tatarstán.
Por lo menos una quincena de niños, hasta 27 según algunas fuentes, fueron rescatados esta semana de las profundidades de una vivienda a las afueras de esa ciudad rusa, donde vivían sin ver la luz del día y algunos desde hace más de diez años.
"Los niños tienen miedo. Después de todo lo sucedido temen lo que les pueda pasar", dijo hoy Fana Sayánova, una integrante de la secta al canal de televisión ruso en inglés 'Rusia Today'.
Los adultos, que llevaban años sin ver a un médico, se resistieron a ser atendidos por los servicios sanitarios y defendieron a ultranza su modo de vida asceta y aislado.
Rastiam Bakírov, médico jefe del hospital municipal de Kazán, recordó que el día que atendieron a los sectarios "una mujer tuvo un aborto, por lo que recibió asistencia en el lugar (en los sótanos del inmueble)". "Costó mucho convencerla de que necesitaba ayuda", reconoció.