La Federación Nacional de Fútbol y el Comité Olímpico serían intocables, aunque sus acciones puedan generar riesgos que afecten gravemente al prestigio y al nombre del país, y aunque sus dirigentes se eternicen en sus funciones.

Ejemplos a meditar: ya se ha denunciado manejos económicos inconvenientes en la organización futbolera, que persiste en tener a su cuenta los derechos de transmisión por televisión de los encuentros, pero la Contraloría no puede intervenir en esas cuentas que se alimentan de dinero que, si no es del Estado, lo es del pueblo ecuatoriano.

Se ha informado que el  Comité Olímpico para desplazar a sus atletas les ha dotado de viáticos por 300 dólares en total, frente a los más de 10.000 entregados a los dirigentes. No se trata de fondos del Estado, aunque el gobierno gaste importantes sumas en la preparación de los atletas de élite para las competencias.

¿Qué hacer en estos casos?