La agencia espacial estadounidense NASA confirmó que el artefacto, de una tonelada, se posó en el cráter Gale tras una compleja maniobra durante lo que se ha denominado "siete minutos de terror" desde su ingreso en la atmósfera marciana.
"Estoy entero y a salvo en la superficie de Marte", indicó un mensaje en el blog de la NASA a la hora 05:32 GMT, que dio lugar a una celebración con aplausos y abrazos entre el personal de sala de control del Laboratorio de Propulsión en Pasadena, California.
"¡Cráter Gale, aquí estoy", añadió el mensaje enviado desde 248 millones de kilómetros, en esta exitosa fase de una misión con un presupuesto de 2.500 millones de dólares.
Tal como se había planificado, la cápsula desplegó un gigantesco paracaídas cuando estaba a unos 11.000 metros de altura para frenar el descenso.
A unos 20 metros del suelo, una grúa bajó el Curiosity, que desplegó sus seis patas de ruedas e inició su aventura en Marte.
Luego de su aterrizaje, Curiosity empezará a enviar datos a diario desde el planeta rojo.
"Se tomarán las cosas con mucha paciencia porque hay que estar completamente seguro de que el entorno es adecuado y no hay riesgo para el rover. Tras el chequeo empezarán a tomarse los primeros datos", explicó por teléfono a Efe Felipe Gómez, uno de los científicos españoles participantes en el proyecto.
Gómez, que se encuentra en el Laboratorio de Propulsión de la Agencia Espacial Estadounidense en Pasadena (California, EEUU) donde permanecerá tres meses, calificó el aterrizaje del Curiosity de "muy emocionante" y "sorprendente" por la suavidad con que el rover se ha posado en el cráter Gale de Marte.
"El despliegue se ha cumplido paso a paso; ha sido un éxito rotundo", dijo el científico, del Centro español de Astrobiología (CAB).
La tecnología española está presente en el Curiosity en la estación medioambiental (REMS) que medirá cada día la temperatura del suelo, del aire, la presión, la humedad, el viento y la radiación ultravioleta en Marte.
La descarga de datos del Curiosity se producirá una vez al día y después se procesará e interpretará la información para planificar la jornada siguiente.
El robot explorador Curiosity estudiará durante los próximos dos años si alguna vez hubo vida o podrá haberla en el planeta rojo.