A mi manera de ver, las medidas no tienen mayor impacto inflacionario porque no son las clases populares, (la gran masa de ecuatorianos que la componemos), quienes somos asiduos compradores de estos articulos y carece de motivaciones fiscales. Claro está que se van a incrementar las recaudaciones por estas importaciones, pero la prioridad nacional en este momento es desestimular el gasto superfluo que se ha generado en el país.

Desde el año 1999 que se aprobó al dólar como moneda de libre circulación en Ecuador a esta fecha las cosas han cambiado mucho, por un lado se fortaleció un sector empresarial al circular una moneda fuerte en nuestro medio y se terminó con la incertidumbre de la fluctuación de la cotización que mantenía intranquilo al sector importador, porque los gobiernos que sucedieron al de Yamil Mahuad, se dedicaron a “sincerar” los precios, postergando esta labor en el sector salarial.

La dolarización en nuestro país es consecuencia del pago de favores políticos de quienes financiaron la campaña política del presidente de esa época, que en forma desvergonzada adquirían las divisas que negociaba el Banco Central y la enviaban inmediatamente por distintos medios al extranjero.

Con este panorama, al presidente de los ecuatorianos se lo tiene maniatado de actuar en el campo de la política monetaria, puesto que carecemos de una moneda propia y ante las distintas crisis económicas que ha sufrido el planeta esta última década, donde nuestros vecinos en un afán de blindar sus economías deciden devaluar sus monedas, lo cual hace ganar competitividad a sus sectores productivos, tentando a nuestros empresarios a importar antes que producir, la única salida que queda es adoptar medidas de tipos fiscales en el campo del Comercio Exterior; la tan mentada soberanía de que se jacta el Econ. Correa que goza el país, en el campo de la política monetaria es solo una utopía.

Para nadie es desconocido que la situación socioeconómica en el país ha mejorado mucho en la última década, evidenciándose en el incremento del parque automotor y la serie de artistas que ahora se presentan y antes de 1999 era imposible que vengan a estos lares, sin embargo, la dolarización es una camisa de fuerza que cualquier presidente de este país tiene que aprender a usar, porque su salida causaría un gran impacto, provocaría su destitución.

Quedarse impávido ante el panorama mundial, con los precios del petróleo a la baja, provocaría que las divisas emigren del país, restringiéndose el circulante y provocando una subida en los índices inflacionarios y las tasas de interés del sistema financiero. Bien por sus medidas señor Presidente.