Esta semana dos obreros murieron sepultados. Con este caso suman ya cinco las víctimas mortales en este tipo de accidente laboral.

El riesgo es a diario. Lo certifica Manuel Quimís, quien nos atiende a seis metros bajo tierra, en una zanja oscura y calurosa.  

Él también es obrero y al igual que las dos víctimas de esta semana, labora en una empresa que ejecuta trabajos de alcantarillado.

Manuel, de 23 años de edad, es casado, tiene un hijo y apenas lleva seis meses en esto. 

Él está trabajando en la instalación del sistema sanitario del barrio 15 de Abril. 

Ellos contaban con equipos de seguridad como cascos, guantes y chalecos reflectivos, algo que, según Sofonías Rezabala, jefe del Cuerpo de Bomberos, no tenían los fallecidos en Los Esteros. Además, las paredes de la zanja eran sostenidas por un entibado (estructura de dos planchas metálicas o de madera), algo que supuestamente no había en los trabajos que realizaban Nery y Daniel para el alcantarillado de la urbanización “Maratea” que financia el Banco del Seguro Social.

Víctor Perdomo, ingeniero civil, señala que por ser suelos arcillosos y arenosos el riesgo es alto.

Después de 1,20  metros de profundidad se debe usar entibado, indicó.

Además el nivel freático está hasta a un metro en terrenos cercanos a la costa, agregó.

El ingeniero Galo Torres dijo que en todos los casos el responsable es el contratista. Regularmente esos rubros están incluidos en el contrato y si no estuviesen, el contratista debe cuidar a sus obreros, añadió.

“Nosotros acudimos a las emergencias, pero el asunto aquí es ¿Quién responde por esto? ¿Quiénes son los que deben controlar que se cumpla con todas las medidas de seguridad?”, expresó Rezabala.