El problema, a su juicio, es particularmente acentuado en África, pero aseguró que la comunidad internacional sí puede alcanzar la meta de "cero" infecciones, siempre y cuando se incluyan las voces y servicios para los grupos de riesgo, incluyendo los hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres.

Por su parte, Cheryl Overs, investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Monash en Australia, señaló que existe la necesidad de que las trabajadores sexuales tengan un marco legal que les permita trabajar en un ambiente que reduzca su riesgo al contagio con el VIH.

Mientras, Gottfried Hirnschall, director del departamento sobre el sida de la Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtió de que poco más de la mitad de las personas que necesitan tratamientos anti-retrovirales los reciben y que, por cada persona que sí lo recibe, otras dos se contagian con el VIH.

Por ello, la OMS aboga por el uso de fármacos anti-retrovirales para poblaciones en riesgo y reducir la transmisión del VIH, particularmente en las fases iniciales de la infección, señaló Hirnschall.

Los tres expertos repitieron sus advertencias sobre la exclusión de grupos vulnerables, como drogadictos, prostitutas y personas transgénero, durante la rueda de prensa diaria en la conferencia.

"Podemos poner punto final a esta epidemia, porque tenemos las herramientas, pero no lo lograremos sin la inclusión de estos grupos vulnerables... la opción es seguir maniatados por nuestra propia ignorancia", afirmó Semugoma, quien abogó además por el acceso a pruebas periódicas entre los grupos de alto riesgo.

Hirnschall coincidió con Semugoma en que en muchos países "aún existen muchas deficiencias para que la gente consiga el tratamiento adecuado en una fase temprana" de la infección con VIH.

En un foro paralelo sobre las vulnerabilidades de las trabajadoras sexuales, los activistas debatieron la urgencia de un marco legal que reconozca su "profesión" y así se reduzcan los riesgos de contagio y transmisión entre este grupo.

"Creemos que estas trabajadoras merecen tener derechos laborales como el resto, para que tengan condiciones de trabajo seguras, aunque hay resistencia y estamos muy lejos de eso", dijo a Efe Sienna Baskin, codirectora del "Proyecto de Trabajadoras Sexuales" de Nueva York.

La prostitución es ilegal en Nueva York y en la mayoría de los estados de EE.UU., y las trabajadoras sexuales son víctimas del acoso policial, la violencia y arrestos, señaló Baskin, haciéndose eco de un informe divulgado la semana pasada por el grupo humanitario "Human Rights Watch".

"A la gente que dice que ellas no deberían andar en las calles, yo les señalo que la criminalización de las trabajadoras sexuales no ha conseguido eliminar la prostitución ni reducir los riesgos (del contagio con VIH), pero las deja en la marginación. Lo que necesitan es que se les reconozcan sus derechos y tengan acceso a servicios de prevención y tratamiento", enfatizó Baskin.

En 2011 había 34,2 millones de personas que vivían con el VIH en el mundo, la cifra más alta registrada hasta el momento debido a la prolongación de la media de vida conseguida gracias a las terapias antirretrovirales, según ONUSIDA.