Yajaira Baque, moradora, dijo que el peligro es más latente para quienes habitan en la parte baja. La madrugada del 2 de marzo pasado experimentamos la fuerza de la naturaleza. Varias personas casi que fueron arrastradas por las turbulentas aguas de los esteros.
"Es por eso, el temor de quienes vivimos en la orilla de los márgenes de las vías que están en la zona baja. Si con un sólo aguacero nos vimos en apuro, que podemos esperar de las torrenciales lluvias que traerá El Niño", señaló Baque.

sedimentación. Ella también demandó premura en los trabajos de movimiento de tierra que se ejecutan en la zona alta para levantar las casas de los damnificados, antes de que venga el anunciado invierno. Caso contrario, la tierra terminará afectándonos, dijo.
José Castro, otro habitante, indica que las viviendas en las zonas bajas han perdido altura. La sedimentación que arrastró la lluvia las ha dejado a igual nivel que la vía, lo que es una segura amenaza de inundaciones y otros perjuicios. Señaló que es necesario que las autoridades municipales colaboren con el retiro de la tierra acumulada en la vía.

obra. Castro recordó que la emergencia del 2 de marzo los dejó incomunicado porque parte de la vía se la llevó el agua y el municipio de manera emergente reparó la vía y colocó tubos para el paso del agua, pero estos tubos no garantizan nada, dijo.
El director municipal de obras públicas, Carlos Arévalo, reconoció que la tubería colocada en dicha vía no es la solución. En esta vía se construirán dos alcantarillas cajón por parte del Consejo Provincial. "Sabemos que está listo el financiamiento", dijo el funcionario.<