Los principales actos se celebraron en los escenarios del doble atentado: en Oslo, donde Breivik hizo estallar una bomba en el complejo gubernamental que mató a 8 personas; y en la isla de Utøya, al oeste de la capital, en la que cometió luego una matanza en el campamento de las Juventudes Laboristas (AUF).
La jornada comenzó con un acto oficial en Høyblokka, sede del poder político, que aún conserva huellas visibles del atentado, y en donde el primer ministro, el laborista Jens Stoltenberg, y el rey Harald V hicieron una ofrenda floral en presencia de ministros, empleados públicos y familiares de las víctimas mortales.
Stoltenberg resaltó el "fracaso" de Breivik y elogió la reacción del pueblo noruego, que "abrazó nuestros valores", una sociedad abierta y democrática, una idea defendida desde el principio por el primer ministro y que se volvió a repetir a lo largo del día.
MÚSICA. Un concierto multitudinario en Oslo cerró una jornada dedicada a honrar la memoria de las víctimas.
Más de 50.000 personas, según las autoridades, abarrotaron la plaza y soportaron durante hora y media la lluvia, sujetando rosas en sus manos, para asistir a un concierto con una decena de artistas y un invitado sorpresa, el músico estadounidense Bruce Springsteen. <