El agua que recibían desde las llaves los comerciantes del mercado les salía con lama y lodo, lo que obligó al inspector del centro de abastos a revisar la cisterna y descubrir que efectivamente el agua que había en su interior estaba putrefacta y llena de residuos que a la postre causarían alguna afectación a los usuarios.

Esa situación llenó de indignación a los comerciantes, ya que de ahí se aprovechan particularmente los comedores y bares para preparar los alimentos, así como los expendedores de mariscos.

El inspector del mercado, Luis Aníbal Chanaluisa, debió utilizar a varios obreros para limpiar el aljibe, que está ubicado sobre el techado; si bien los comerciantes agradecieron la acción, dejaron ver su preocupación, ya que el reservorio de agua no tiene cubierta y hace pensar que nuevamente se llenará de sedimento y lama, por efectos del sol y el ambiente.

Mientras tanto el delegado municipal ofreció presentar un informe a sus superiores para pedir que se tome correctivos lo más pronto posible y evitar así graves problemas de salud, por la utilización de agua en mal estado para el consumo humano. <