Cuando hablamos de la cultura de un pueblo, de manera inmediata surgen las tradiciones y costumbres, qué es lo uno y qué significa lo otro, en dónde se pierde el hilo y nos confundimos y usamos de manera indistinta uno u otro término para referirnos a los conocimientos que hemos heredado o a los hábitos que tenemos.

Si la cultura de un pueblo lo conforman todas las manifestaciones intelectuales y espirituales de grupos de personas a lo largo de los tiempos, entre las que se destacan la artesanía, la danza, la música, gastronomía, pintura, escultura, producción literaria, científica, los ritos, mitos, leyendas. Es muy importante definir qué es la tradición, para muchos autores son los conocimientos que son transmitidos de padres a hijos, de generación en generación sobre formas de realizar un trabajo, de producir artefactos, de elaborar artesanía, de preparar un plato especial, de trabajar en la agricultura, de elaborar un objeto, del cuidado de los animales, de criar a los hijos, de educar, etc., en fin la tradición es la memoria cultural del pasado que tratamos de conservarla a través de su reproducción en el presente.
Las costumbres en cambio, son formas de comportamiento, es la repetición constante de una acción, la que con el tiempo se vuelve un hábito, que puede perderse, transformarse, por eso nos acostumbramos a tomar un cafecito a las cinco de la tarde, a caminar a las seis de la mañana, a usar minifalda, a ir a la misa del gallo, al rosario de la aurora, etc.
Una fiesta tradicional es San Pedro y San Pablo, cuya celebración la estamos disfrutando desde el mes de junio y se extiende hasta agosto, dónde se acostumbraba bailar los siete días, recibir en los “palacios” de cada presidente a los gabinetes de los Gobiernos de Blancos y de Negros, comer los ricos platos de la gastronomía tradicional. Lo tradicional constituye la ceremonia que rigen los momentos del encuentro del Presidente Blanco con el Presidente negro, cuando los dos gobiernos se enfrentan, los parlamentos que dice cada uno de los presidentes, todo lo que encierra el baile de las banderas, el baile del perfume, la forma de organización de la fiesta. Ritos que vienen repitiéndose cientos de años, desde cuando los españoles fusionaron la celebración del martirologio de los santos apóstoles Pedro y Pablo, que celebra la iglesia católica desde el año 258, el 29 de junio, con la del solsticio que se produce el 21 de junio, como una forma de terminar con esta “fiesta pagana” en la cual los pueblos precolombinos realizaban ceremonias para agradecer al dios Sol la maduración de sus productos; en la sierra con la fiesta del Inti Raymi (continuará) <