Capaz de ayudar a un hombre que encuentra desmayado en un parqueadero, como de darle una patada brutal a Alexandre Song, del Arsenal inglés. Despierta amores y odios. Como ahora, que con sus dos goles logró que la escuadra 'azurra' llegue a la final de la Eurocopa.

 

Dura infancia. Sus actitudes, desconcertantes muchas veces tanto en el campo de juego como en la vida diaria, serían producto de una infancia complicada. La vida no fue fácil para "Supermario". Hijo de inmigrantes africanos ghaneses en Italia, sus padres biológicos lo dieron en adopción porque no podían costear un tratamiento de salud del niño. La familia Balotelli lo adoptó -por sus padres biológicos, el apellido de Mario es Barwuah- y le dio cobijo. De todos modos, en el barrio de crianza las cosas no eran sencillas. Era un niño de color entre blancos, y sufría marginación. Aún hoy debe soportar insultos racistas, por eso ha dicho que, si divisa a alguien en el campo o en la calle insultándolo, irá a la cárcel, "porque lo mataré".

 

 FÚTBOL. Afortunadamente, su talento para el fútbol lo condujo por este camino, si bien él sigue teniendo reacciones extrañas. A los 15 años debutó como futbolista profesional. Estuvo a prueba en el Barcelona de España, pero su representante pidió demasiado dinero, y así se marchó al Inter de Milán. De allí pasó al City, previo pago de 36 millones de dólares. En este club está llamando la atención -aparte de sus excentricidades en la ciudad, donde un 'magazin' de radio recibe las denuncias de sus andanzas- y ayudó a ganar la última Premier League. <