La comunidad tiene altos hitos cívicos, como su respaldo del 5 de Mayo de 1830 al Libertador Bolívar, para que siguiera rigiendo los destinos de la Gran Colombia, y en la república su juventud es seguidora de los ideales liberales democráticos alfaristas proclamados por el Gral. Eloy Alfaro Delgado, en todas sus acciones, y al producirse en el gobierno del Dr. Luis Cordero (1895),  la venta infame del Lábaro Patrio para el negociado de un barco entre los gobiernos de Chile y Japón, sus insurgentes jóvenes que se habían preparado en la mentalidad liberal de Ramón Verduga Cornejo y de los comandantes Dionisio Andrade Giler, Luis Aníbal Andrade Giler, y Marcos Segundo Andrade Giler, unidos a la labor proselitista de Aníbal San Andrés Robledo, José Mora López y Eugenio De Janón,  deciden levantar su voz de condena y respaldo al insigne montecristense, desconocer el gobierno de Cordero y empuñando las armas heroicas, conducidos por el Cnel. Mauro Ramos Iduarte y el Cap. Félix Guzmán, se enfrentan a las tropas gobiernistas, que en pos de refuerzos se retiraban tácticamente para volverse a tomar la plaza de Chone y se produce el Combate de los Amarillos el Primero de Mayo de 1895, en que se gana la batalla y pese a la muerte de los militares nombrados se constata el triunfo revolucionario y se proclama Jefe Supremo de la República al Gral. Eloy Alfaro, (5 de Mayo de 1895). Chone y su pueblo fueron adelantados a la transformación liberal alfarista que hoy celebramos con entusiasmo y unción. Las actuales generaciones y su clase dirigencial tenemos la obligación moral de acrecentar la historia del desarrollo cívico y cultural que siempre caracterizó a Chone,  y sus autoridades electas emprender,  junto a la comunidad,  un Plan Integral de Desarrollo que tenga como esencia la Salud, Educación, Producción y Empleo, Coordinación Institucional con las obras del Proyecto de Propósito Múltiple Chone, y el aseguramiento de contar con agua potable, alcantarillado pluvial y sanitario, así como los caminos vecinales que robustezcan, todo esto,  los anhelos de una vida digna y con esperanzas de desarrollo cierto, de más de 130.000 ecuatorianos laboriosos y trabajadores que no pueden esperar más para vivir efectivamente la justicia social. <