Los asaltos de los que fueran víctimas varias familias portovejenses por parte de bandas de desalmados que incursionaran violentamente en algunos hogares, indican el preocupante crecimiento que tiene la delincuencia en la capital provincial y en toda Manabí.
Lo ratifican los alevosos asesinatos que ni bien alumbraba el presente año ya teñían de sangre calles y domicilios manabitas, cometidos con alevosía y osadía, características que exhiben ahora con mayor profusión los desalmados criminales.
El acometimiento del asesinato de un abogado por parte de un sicario que incursionó en pleno día en el estudio jurídico de la víctima, sin importarle que está ubicado en un céntrico y concurrido edificio, indica la seriedad que debe ponérsele al crecimiento delincuencial.
Y mucho más si es que se ha empezado a utilizar accesorios especiales como el silenciador, según se ha comentado.
Por tanto, una vez más invocamos a las autoridades a ejercer mano dura y a estructurar un verdadero plan integral de seguridad que sea eficiente y logre detener el avance de este mal que está aterrando a los ecuatorianos y manabitas, impidiendo el buen vivir.
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