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Una acción estimulante
Una acción estimulante
Por: Jorge Maldonado
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Miércoles 01 Febrero 2012 | 00:00

Por una circunstancia excepcional, pude asistir al “concierto de piano” presentado por el Conservatorio de la Universidad Laica “Eloy Alfaro” de Manabí.


Mi primera sorpresa se situó en el auditorio. Mi mente respondía al clishé del público que asiste a los conciertos de piano; esperaba encontrarme con la crema de la sociedad mantense, por lo menos. A todos los que están interesados en que se piense que saben algo de música y que gustan de los grandes maestros y sus conciertos más mentados. En la realidad me encontré con numerosas amas de casa del pueblo popular (como diría un político) y familias enteras con sus mejores trajes, cual si asistieran a una fiesta. Su comportamiento era de lo más apropiado; guardaban respetuoso silencio, aplaudían sólo al final de la intervención.
Y, claro. Había una explicación. Se trataba de una presentación en público de los alumnos del Conservatorio “Blanchi Balda de Pablo” de la ULEAM. Los concertistas eran alumnos de ese establecimiento y sus intervenciones no llegaban a ser magistrales como en los conciertos comunes; ni siquiera eran perfectas; pero eran de ellos que estaban ligados con las personas del auditorio con profundos afectos. Eran resultado del esfuerzo de profesores y alumnos; los estudiantes lo son también de establecimientos educacionales, en busca de su formación regular; algunos de los alumnos, con menos edad, evidentemente, daban sus primeros pasos en el teclado; otros, con más edad y más años en el conservatorio, se atrevían ya con obras complicadas; y el conjunto mostraba el proceso que sigue el aprendizaje de la interpretación en el rey de los instrumentos musicales. Algunos alumnos, seguramente en los días de su vida tendrán a su disposición un piano, pero podrán ser el centro de atención de sus auditores, con interpretaciones en eventos sociales.
Todo este proceso, como explicó la profesora en la apertura del evento, abona en el cultivo del arte musical y, quien sabe, en algún momento surja el genio que de renombre a la universidad, a Manta y a Manabí, con la expresión de su espíritu inquieto.
Mi presencia entre el público fue incidental, pero el tiempo utilizado estuvo muy bien justificado. Valió la pena. Fácilmente se proyectaba la mente al futuro en cada interpretación, y ubicaba al protagonista en un gran teatro y ante un auditorio más exigente, demostrando maestría y cosechando aplausos.
Bien por el Conservatorio. Su tarea rinde frutos generosos.
Creo que las demás universidades manabitas también tienen unidades de aprendizaje de música. Seguramente también presentan conciertos para demostrar a los padres el avance de sus hijos en el proceso. La cosecha musical en el futuro, será sorprendente.<

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