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El dinero plástico

Lunes 30 Enero 2012 | 00:00

Hay que tener mucho cuidado cuando te presionan y acosan los bancos para que aceptes una tarjeta de crédito,como así sucede en la mayoría de casos, especialmente si tienes un título profesional y perteneces a una sólida empresa. Te venden un sueño, una ilusión, un espejismo, un mundo lleno de confort en el sentido que puedes gastar lo que tienes y no; y al final del mes pagas una pequeña cuota y tu vida está arreglada.

 

Si por cualquier circunstancia atraviesas un período de iliquidez y te atrasas en los pagos, realmente estás en graves problemas; se te acumulan los intereses que son los más altos del mercado y la deuda se convierte en algo impagable. Por lo general los bancos te ofrecen reestructurar el monto de lo adeudado únicamente con ventajas para ellos, por lo cual nuevamente caerás en mora.
Convertida tu tarjeta en morosa vas a la Central de Riesgos en categorías de la C para abajo hasta llegar a la E; y por supuesto sales del mercado bancario; esto es que no puedes acceder a créditos y otras ventajas. Felizmente con una nueva Ley puedes rehabilitarte. Sin embargo existen ciertos bancos que han optado por “vender”las tarjetas morosas a terceras personas o empresas, que con toda seguridad compran esa cartera vencida en precios irrisorios y empieza la persecución o caza del desdichado deudor.
Si tu deuda inicial por compras era - por decir - un monto de USD 5.000, te llaman y te dicen que debes USD 10.000; es decir te han duplicado el monto en base a “cuentas alegres” como intereses sobre intereses, honorarios de los gestores para cobrarte y un sinfín de rubros, convirtiéndola en una “deuda ilegítima” impagable, porque te exigen el pago inmediato y te envían una serie de avisos prejurídicos, en donde te amenazan que te van a embargar hasta el calzoncillo que usas en la vida diaria.
El acoso telefónico es otra arma que les encanta a los nuevos tenedores de tu deuda por la tarjeta morosa, te llaman de mañana, tarde y noche, en días festivos, a las horas más inapropiadas; tanto en la madrugada como en la noche te envían mensajes al teléfono, todos altaneros y agresivos. Y por último te insultan con los peores adjetivos de individuos de poca cultura, pendencieros y matones.
¿Qué hacer ante esta realidad? Lo primero consultar con un buen abogado, solicitar los vouchers de tus consumos originales para sustentar la deuda en cifras reales y poder llegar a un acuerdo razonable, de pagos diferidos, con el banco que emitió la tarjeta, no con la empresa que compró la deuda vencida como el “negocio del año”.
Es de vital importancia que la Superintendencia de Bancos reglamente la venta de cartera vencida de las tarjetas de crédito a empresas que lo único que desean es un desmedido afán de lucro, crucificando al deudor que muchas veces ha caído en iliquidez por un sueño de una mejor calidad de vida y aceptó el dinero plástico.
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