La conmemoración de los 100 años de la muerte de Eloy Alfaro no fue feriado para Montecristi, su cuna. La jornada fue igual a la de cualquier sábado, o quizá más intensa por la estancia de miles de personas en sus calles, que llegaron de todos lados para el homenaje, y luego escuchar al presidente Rafael Correa en la plaza cívica, en su enlace.

 

Pero durante los dos actos hubo tiempo para recorrer la calle 9 de Julio, el eje comercial de la urbe. En un local estaba Mariana Mero tejiendo un sombrero fino que luego llegará a costar 280 dólares. 

Ella trabajó, no descansó, lo mismo que otros comerciantes como Walter Barcia, que sacó sus sombreros de 5 y 10 dólares a la venta, en su casa sobre la calle 10 de Agosto, vía directa a Ciudad Alfaro. Él no tuvo la venta esperada porque la mañana estuvo con sombra y fresca desde las primeras horas, cuando Montecristi amaneció con un alto resguardo policial, de 350 elementos, que controlaban el orden y el acceso limitado de vehículos al casco central. 

  

Orgullo. David Quijije se despertó con expectativas, pero no con asombro, porque dice que desde que está Ciudad Alfaro ya está acostumbrado a estos actos masivos. Igual, como montecristense está muy orgulloso del homenaje que le hicieron a su conciudadano Alfaro, y amaneció cargado de positivismo.

Es que los montecristenses cumplieron sus habituales actividades sabatinas: comprar en la feria libre o  barrer las aceras, llevando en su interior el orgullo de nacer en la misma ciudad del mejor ecuatoriano de todos los tiempos.

 

 Visitantes. Montecristi concentró a personas de diversos puntos del país y de la provincia. Llegaron desde Esmeraldas, como Pedro Lozano, quien recordó con emoción a Alfaro y al montonero Carlos Concha, o desde Los Ríos, como Cecilia Castro y un grupos de caballistas, que rememoraron a la célebre montonera alfarista, la guerrilla de los Chapulos.

 Esencia ecuatoriana

La cuna del viejo luchador acogió a la diversidad cultural y étnica