No solo se horrorizó América, también lloró.
Y el mundo lamentó el crimen horrendo que cegó la vida de uno de los verdaderos y escasos líderes de la época, con virtudes de visionario, estadista, mezcla de caudillo y revolucionario y defensor de las libertades, como fuera Eloy Alfaro Delgado, el general de la mil batallas.
Al cumplirse hoy el centenario de su inmolación, resplandece más su calidad humana, de estratega militar y de protector de los indefensos, cualidades que dejara plasmadas en el campo de batalla y en el ejercicio constitucional de su mandato.
Así lo muestran sus trascendentales legados como el ferrocarril que une a la costa y la sierra, la instauración del laicismo y la separaciôn de la iglesia del Estado, el incrementó derechos de las mujeres, entre otras conquistas que son ya parte de la historia.
Por eso, en este dIa no solo invocamos a recordar la luminosa senda alfarista, sino a emular sus principios, en especial los de respeto a las libertades y derechos ciudadanos, que son los que permiten la existencia de aquella justicia social que nos hace iguales, facilitan el buen vivir y conduce al engrandecimiento de la patria.<
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