Pero la falta de “espíritu empresarial” no es solo de Manabí –quizás aquí sea más notorio- sino de todo el país. Por eso el gobierno nacional ha incursionado en el capital de ciertos negocios para ayudar a los empresarios a crear empleo y riqueza. Ayer un medio publicaba lo siguiente: “La intención de reactivar el aparato productivo ha sido también un impulso para que el Estado ecuatoriano incursione en el sector privado como fuente de financiamiento. El año pasado, a través de la inversión, con fondos de capital de riesgo, logró convertirse en accionista y socio momentáneo de un hotel de lujo en medio de la selva, de una empresa exportadora de té y de una futura fábrica de stevia. La creatividad y la funcionalidad de los negocios de riesgo (una práctica que se inició hace más de 50 años en Europa) fue lo que ayudó a las empresas a obtener el financiamiento que otorga CREECUADOR, un programa que busca inyectar capital en compañías con alto potencial de crecimiento que estén dispuestas a vender las acciones (adquiridas por el Gobierno) a favor de sus empleados, proveedores y comunidad.” Estos emprendimientos están localizados en el Oriente y en Santa Elena.

Esta idea, de participar con capital en un negocio X, es lo que se podría replicar en la provincia con el mismo propósito que lo hace el gobierno central: generar empleo, riqueza y bienestar. Como es obvio, la participación sería bajo ciertas condiciones. Pero el objetivo final es ayudar a crear riqueza en la provincia, que se recicle localmente, se invierta siempre y se desarrolle un fuerte empresariado local. <